agosto 31, 2006

Glenn Ford: el pistolero invencible

En sus filmes fue policía, marino, gangster y galán. Realizó más de 80 filmes en toda su carrera.

En un post anterior recuerdo que mencioné que en las matineé de los domingos había visto casi todos los films del oeste, pasando del blanco y negro al color. Uno de los filmes que nunca olvidé fue “El pistolero invencible”. Su protagonista: Glenn Ford.

El destacado actor ha muerto en su casa de Beverly Hills, a los 90 años. Nació, el 1º de mayo de1916 en Québec, Canadá, con el nombre de Gwyllyn Samuel Newton Ford y era hijo de un directivo de ferrocarriles. A los 8 años llegó a Estados Unidos, a Santa Mónica, California y estuvo casado tres veces.

“El pistolero invencible”, (demoraba en realidad 0,4 segundos en desenfundar su revólver), fue una de sus películas, dirigida por Russel Rouser, en 1956. El film también se conoció con el nombre de “Llega un pistolero”.

En su adolescencia formó parte de la compañía itinerante West Coast y en una de sus actuaciones Tom Moore, le propuso realizar una prueba para incorporarse a la Columbia. Así comenzó su carrera cinematográfica que duró entre 1939 hasta 1991, donde realizó 85 filmes.

Su primer papel, en 1939, fue en la película "Heaven with a barbed wire fence", dirigida por Ricardo Cortez. Después realizó “So ends our night" (1941) de John Cromwell, "Texas" (1941) de George Marshall, "El barco de la muerte" (1942) de Sidney Salkow. Protagonizó “Gilda” con Rita Hayworth realizada por Charles Vidor, "The Lady in question" (1940), "Los amores de Carmen" (1948), "La dama de Trinidad" (1952) de Vincent Sherman y "La trampa del dinero" (1966), con la dirección de Burt Kennedy.

Protagonizaría también "Una vida robada" (1946), con Bette Davis y "El hombre del Colorado" (1948) de Henry Levin.

En los años 50 realizaría "El desertor del Álamo" (1953) de Budd Boetticher, "Los sobornados" (1953) de Fritz Lang, "Deseos humanos" (1954) de Fritz Lang, "La melodía interrumpida" (1955) de Curtis Bernhardt, "Semilla de Maldad" (1955) de Richard Brooks, "La furia de los justos" (1955) de Mark Robson, "Llega un pistolero" (1956) de Russel Rouse, "La casa de té de la luna de agosto" (1956) de Daniel Mann, "Jubal" (1956) de Delmer Daves, "El tren de las 3:10" (1957) de nuevo con Daves, al igual que "Cowboy" (1958), "Furia en el valle" (1958) de George Marshall o "Un muerto recalcitrante" (1959) de Marshall.

Posteriormente filmaría"Cimarron" (1960) de Anthony Mann, "Un gángster para un milagro" (1961) de Frank Capra, "El noviazgo del padre de Eddie" (1963) de Vincente Minnelli, "Chantaje para una mujer" (1962) de Blake Edwards, "Los cuatro jinetes del apocalipsis" (1963) de Minnelli, "La furia de los cobardes" (1964) de George Marshall o "Smith" (1969) de Michael O'Herlihy. En 1978 participó en “Superman”, un film de Richard Donner.

Un recuerdo, una película inolvidable y un destacado actor que ya no está. Sólo quedan sus filmes para revivir su talento.

agosto 24, 2006

Cine chileno: ni tanto ni tan poco…

Hace unos días en un canal de cable exhibieron el film chileno “Machuca”. Por curiosidad dediqué un tiempo a ver “como se veía” en la televisión en un contexto diferente de percepción a una sala de cine. Y los defectos del film saltaron a la vista. Personalmente nunca le encontré la calidad que tanto pregonaban los comentaristas especializados. Y en ese contexto, la película comparada con los otros filmes que se exhiben en la televisión pagada se veía muy desmerecida.

Mi posición fue verla de manera neutra como si fuera un teleespectador de cualquier país. La dicción de los actores muy deficiente y a veces ininteligible, muchos modismos localistas, la música incidental sólo como acompañamiento y no como un recurso expresivo, un montaje lento y falto de ritmo visual, algunos temáticas entendibles solo para quiénes son chilenos, etc. Mucha pretensión de obra de arte.

En general, casi no veo cine chileno porque considero que está más cerca de una “fotonovela” en movimiento que de una película de factura internacional. Muchos errores de dirección y continuidad, guiones deficientes (les cuesta mucho contar en imágenes), actores sobreactuados y muchos contenidos políticos, religiosos y costumbristas. Es un cine que no se ubica en ningún estilo de los varios que existen ni tampoco en una obra de autor.

Hacer un film en los tiempos actuales no es una tarea tan titánica como antes. La tecnología soluciona muchos problemas, pero no es lo más importante. El talento es lo principal. Tomo como ejemplo el neorrealismo italiano que sin grandes recursos económicos y técnicos hicieron obras cinematográficas que quedaron en la historia por su valor artístico, lo mismo el cine francés que han realizado excelentes y sencillos filmes de gran calidad.

Lamentablemente los “comentaristas o críticos de cine” solo se limitan a opinar sobre el contenido o historia de una película sin profundizar en un análisis de la estética de la expresión cinematográfica lo que lleva a los espectadores a tener un bajo umbral de análisis de lo que están viendo en pantalla, conformarse, y creer que cada película chilena es digna de un Oscar. Y eso no ayuda a hacerlo mejor.

Mención aparte para Silvio Caiozzi, Miguel Littin y Raúl Ruiz quiénes dominan al más alto nivel la realización de una película y lo demuestran cada vez que acometen un trabajo cinematográfico. Como los viejos cineastas chilenos, que si sabían, no están haciendo cine, al resto de los jóvenes “directores de cine” les queda el consuelo de saber que todavía les falta mucho por hacer en este arte y no creerse el cuento de “soy cineasta”. Lo malo es que el público se conforma con poco y eso los deja felices.