junio 18, 2009

El cine…un cuento en una vida


La otra vez alguien me preguntó que como me gustó esto del cine. Generalmente uno no piensa en eso. Uno trabaja en las opciones que tiene. Obligado a reflexionar, pensé que aunque soy publicista la vida me llevó por el sendero del cine, una vez y muchas otras veces.

Esta historia y relación comenzó cuando vivía en una ciudad de provincia, yo era muy chico y estaba en el colegio, en la primaria, para ser más exacto. En ese entonces había un joven, Manuel, cuya madre tenía un almacén, y él en la parte de atrás del local exhibía películas cortitas, muy artesanales con una proyectora vieja, para los niños del barrio, cobrando una entrada. Ahí llegaba yo, los sábados en la tarde, con los ojos bien abiertos. Lo encontraba fantástico. Alucinantes eran las figuras que se movían. Empecé a mirar como era todo eso y a preguntarle, obviamente.

Quería hacer lo mismo: “pasar películas”. Pedí de regalo una proyectora y mi deseo se cumplió. Tenía dos lentes, uno arriba y otro abajo, y dos movimientos solamente, que se obtenían mediante una manivela. Lo interesante es que las películas tenía que dibujarlas en papel mantequilla. Salía olor a papel caliente y pintura de la proyectora, por la potencia de la ampolleta. Pero no importaba. Eran “mis películas animadas”. Para un niño de 8 años era increíble proyectar dibujos que se movían. Empecé a pedir que me llevaran al cine a ver películas de “verdad”. Todas eran en blanco y negro en esos años. No se me olvidan “El monstruo de la laguna negra” y una película en “tercera dimensión” que se veía con unos lentes especiales, junto a muchas de “cowboys”, con el inolvidable “jovencito de la película”.

Ya un poco más grande recibí una proyectora “casi de verdad”, las películas eran en 8 mm. y en blanco y negro. Igual con manivela y pilas. Pero no importaba. Tenía mi propio cine. Desde esa época no paré más de ir a ver todas las películas que podía. Las buenas y las malas. Era mi principal entretención.

Empecé a estudiar Publicidad en la universidad y paralelamente seguí cursos de cine con los mejores especialistas del país y a leer mucho sobre el tema. Libros y revistas, que aún guardo. Egresé y mi primer trabajo fue en…el Departamento de Cine de la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado (hoy Usach) donde estudié. Que mejor, mi juego de infancia convertido en realidad, yo, en el cine verdadero: era productor de documentales y spots publicitarios…aunque a veces también debía dirigir y escribir guiones, porque había que hacer de todo. La mejor escuela. Esto me permitió, además, realizar dos programas de radio con comentarios de estrenos, organizar muestras de cine-arte y además hacer clases de historia del cine.

Después he seguido ligado a través realización de spots y documentales, cuando la ocasión profesional lo requiere. Ahora, con mi cámara de video digital, sigo pensando en darme el gusto de “hacer algo interesante”, algún día, y lamentando no haber guardadas mis primeras proyectoras. La azul y la ploma. Con manivela.

Sólo soy un publicista que le gusta mucho el cine. Esa es la respuesta a la pregunta.

Un recuerdo de los años setenta.

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