julio 20, 2005

La guerra de los mundos


Un sobrecogedor espectáculo de “marcianos”

La película es una versión moderna del clásico de H.G. Wells y nos muestra la batalla que se libra para salvar al mundo, contada a través de las peripecias vividas por una familia estadounidense y su lucha por sobrevivir. Todo comienza cuando estalla una inesperada tormenta eléctrica. Ese día, como otro cualquiera, se convierte en el más extraordinario ataque extraterrestre contra la Tierra.

La historia representa la fragilidad de la familia, nuestros miedos, la férrea voluntad de supervivencia y nuestros limitados e impotentes recursos frente a algo tan enorme que parece casi imposible plasmarlo en una pantalla y que paulatinamente cobra dimensiones insospechadas.

Spielberg utiliza la enorme variedad de recursos cinematográficos a su disposición para entregar un impresionante espectáculo visual, en el que describe de manera simple la forma en la que una raza extraterrestre, más avanzada que nosotros, casi nos borra de la faz de la Tierra, con una superioridad que obliga a una necesaria reflexión de humildad.

Recrea, con acierto, un ambiente propio de una película de catástrofes mezclado con el género de la ciencia ficción. En ella describe, con gruesas pinceladas, a personas que a través de sus personalidades viven la tragedia del ataque en una cuidada descripción de esa tormenta que cubre el cielo, seguida de una sucesión de rayos provocando en todos una angustiosa sensación de intranquilidad, que llega a su momento cumbre en la impresionante escena donde emerge del suelo la primera máquina invasora causando una enorme destrucción para el espanto de sus habitantes.

El infierno se desata en un relato visual a base de planos subjetivos, movimientos de cámara exactos y una cuidada puesta en escena que permite, al espectador seguir, con precisión todo lo que va aconteciendo, en una mezcla de impotencia y angustia.

Los decorados son impresionantes, al igual que los efectos visuales con imágenes reales y un movimiento de masas similar a los que se ven en las películas de guerra cuando los judíos huyen de los alemanes. Todo ello con un montaje expresivo y rítmico. En este punto, lo más destacado del filme es el momento que entremedio de la multitud pasa un tren a toda velocidad incendiándose. Una escena digna de un clásico por lo que significa visualmente. Un acierto.

La banda sonora de John Williams, realiza una partitura atmosférica que en ciertos pasajes recuerda la música de Tiburón y donde priman principalmente los efectos de sonido. En este ambiente de imágenes que llenan la vista y que refuerzan con la banda sonora, nos encontramos con un Tom Cruise que no logra entrar en el personaje y que no convence.

En cambio, en el plano de la actuación lo mejor del film es la pequeña Dakota Fanning, un fenómeno de la interpretación, a pesar de sus once años, interpretando a Rachel, la hija de Ray. No existe nadie de su edad que trabaje tan bien y que sea tan intuitiva. Tiene un alma muy sabia, muy madura. Parece que fuera una consolidada actriz de 35 años. Sabe concentrarse y es capaz de sacar sus emociones.

La Guerra de los Mundos sólo es otra película comercial que promete entretención y reflexión. Steven Spielberg no pasará a la historia del cine como un maestro ni estará en el Olimpo de los grandes directores, pero sabe hacer películas entretenidas, bien contadas e impactantes. Y el cine es sólo eso: una fábrica de espectáculo y sueños.

Ficha técnica

Dirección: Steven Spielberg - País: USA - Año: 2005 - Duración: 116 minutos
Género: Ciencia-ficción
Actuación: Tom Cruise, Dakota Fanning, Miranda Otto, Justin Chatwin, Tim Robbins
Guión: Josh Friedman y David Corp. (basado en la novela de H.G. Wells)
Producción: Kathleen Kennedy y Colin Wilson
Música: John Williams
Fotografía: Janusz Kaminski
Montaje: Michael Kahn.

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